Desafiando estigmas: Mi experiencia en el sistema sanitario español y la sensibilización sobre la identidad de género.

Desafiando estigmas: Mi experiencia en el sistema sanitario español y la sensibilización sobre la identidad de género.
Desafiando estigmas: Mi experiencia en el sistema sanitario español y la sensibilización sobre la identidad de género.

Una vez mas, Violett contando anécdotas o historias que le han ocurrido a pesar de su juventud, pero que encuentro interesantes el poder compartirlas con la comunidad. Siempre es importante transmitir experiencias que nos hayan pasado en la realidad, para que otras personas puedan sentirse identificadas y les pueda servir de ayuda.

En esta ocasión me gustaría compartir con vosotras la mala gestión del sistema de salud público español, concretamente en la Comunidad de Madrid, a través de una anécdota que, con el paso del tiempo me sigue pareciendo escalofriante, y creo fehacientemente que denota que todavía queda mucho por avanzar en ayuda y asesoramiento psicológico para la población española, independientemente de cual sea el problema por el que acuden a su médico de cabecera, para que le pueda atender un profesional de la salud mental.

Hace ya más de 7 años cuando yo empecé a descubrirme como chica crossdresser, yo me encontraba en un punto mental en el que no entendía muy bien que me ocurría, y a pesar de tener una pareja estable que me aportaba seguridad, confianza y apoyo, necesitaba el asesoramiento profesional para poder entender mejor mis límites y que era lo que realmente me pasaba.

Lo que estaba claro es que yo sufría de una leve disforia de género y que no entendía bien porque mi cabeza sentía la necesidad imperiosa de en momentos determinados del tiempo, sentirme mujer o de expresarme al mundo como chica, así como sociabilizar o que gente de mi entorno pudiese también verme en mi lado femenino.

He de puntualizar que esto sucedió hace bastantes años, cuando yo era mucho más joven de lo que soy ahora, y que en esos momentos de mi vida me sentía bastante perdido en muchos puntos. Necesitaba arrojar luz, y obtener respuestas importantes como: porqué me sentía tan mal conmigo misma cuando me sentía mujer y cuando me vestía, ademas de los porqués de querer expresarme al mundo como una chica en algunos momentos de mi vida.

Siempre he entendido que mi lado masculino no tiene por qué estar reñido o en discordia con mi lado femenino pero hubo un punto cuando era más joven, que no entendía como una persona que físicamente es bastante masculina, podría llegar a tener una feminidad en muchos casos más elevada que la de una propia mujer cis. Es algo que aparentemente cuesta de creer y en tu interior difícil de aceptar. Todavía a día de hoy me sigue ocurriendo en muchas facetas de mi vida pero eso dará lugar para otra entrada de este blog.

En definitiva, la sociedad nos ha impuesto unos roles de género y ha delimitado perfectamente lo que debe de ser una mujer, un hombre y todo lo que se salga de ese espectro, no encaja con en dicha visión impuesta.

A lo largo de los años me he dado cuenta de que he tenido fluctuaciones entre ambos géneros, adoptando en cada posición un rol diferente, no llegando a rechazar mi parte masculina pero tampoco aceptarla totalmente.

Por estos motivos os quiero compartir mi experiencia acudiendo a mi médico de cabecera en mi centro de salud en Madrid.

Cuando yo decidí a través de mucha valentía pedir ayuda de un psicólogo profesional que me pudiera arrojar un poco de luz sobre lo que me podía estar ocurriendo y sobre mis fluctuaciones de género, se convirtió en un verdadero reto y no obtuve ninguna facilidad para poder llegar hablar con un especialista.

Cualquier otra persona en mi situación, hubiese desistido o hubiese decidido acudir por lo privado, pero realmente en ese momento, no tenia dinero, no tenia el apoyo familiar suficiente y tampoco sabia muy bien que hacer.

Todavía me acuerdo cuando mi pareja me insistía en que debía de obtener ayuda de un profesional. Por aquel entonces yo tenía 24 años y estaba estudiando solo en Madrid con el poco apoyo emocional de mi familia. Siempre ha sido un verdadero problema sentirte solo y no apoyado por la gente que quieres, ya que esto viéndolo con retrospectiva es imprescindible para cualquier persona, pero sobre todo, cuando no sabes que te ocurre y necesitas saber quien eres.

Fue entonces cuando me armé de valor y decidí coger cita para mi médico de cabecera, para intentar buscar algún tipo de apoyo que pudiese hacer que mejorase mentalmente y anímicamente. Muchas veces cuando me vestía de chica me sentía culpable y me criminalizaba, llevándome a un estado de inestabilidad mental, tristeza y de cargar negativamente a mi novia con todos esos problemas personales generándole dolor.

Como bien sabréis el equilibrio mental y la salud mental es un punto fundamental para cualquier persona, y creo convencido que el sistema publico debería de ofrecer mejores servicios a cualquier ciudadano, pero sobre todo en estos tiempos actuales donde la sociedad parece estar colapsando por la inmediatez, estrés, hábitos de vida poco saludables, trabajos cada vez mas exigentes y con mayor cualificación para desempeñar las tareas mas simples, debe ser un punto imprescindible el tener un buen sistema de salud mental, que pueda ayudarnos con todos los problemas que actualmente la sociedad esta sufriendo, por desgracia cada vez mas.

Todavía me acuerdo el miércoles que me dieron cita para asistir. Yo iba caminando por la calle e iba pensando: no sé qué le voy a decir, ni como enfocarlo y cómo le voy a tener que explicar la realidad que vivo. Para un chico de 24 años, armarse de valor y decir gran parte de lo que vive sin realmente tampoco entenderlo al 100%, es una tarea bastante compleja de gestionar.

Pero al final cuando te sientes solo y sientes que te falta información que te pueda guiar,  para que tú puedas evitar caer en ciertas conductas negativas contigo mismo tales como, malos hábitos a la hora de vestirte, o que tu mente asocie el vestirte de chica como un método de desahogo al estrés o que tengas malestar por usar el crossdressing para vencer tus miedos, inseguridades y dolor, es imprescindible contar con ayuda profesional que pueda mejorar tu calidad de vida y pueda ayudarte a entender que eres o que te ocurre.

Cuando llegué al centro de salud, me senté en la sala de espera y en ese momento mi mente solo podía estar fría y centrada. Siempre he sido un chico muy directo y no me gusta andarme con rodeos cuando tengo que expresar una opinión o explicar algo a cualquier persona, y en ese momento sabia perfectamente que mi forma de ser me ayudaría a dar un paso hacia delante.

Llego el momento de entrar a la consulta, y me atiende una mujer, seguramente madre de unos 40-50 años de edad, con bata blanca típica de médico de cabecera, y me pregunta porque estoy allí y que necesito.

En ese momento le indico que necesito ayuda de un psicólogo porque no me encontraba bien y necesitaba respuestas a ciertos aspectos de mi vida, pero sobre todo identidad de género y sexualidad. Pero le remarque que me gustaría preservar los motivos reales del porque me gustaría tratar ese tipo de síntomas con un especialista, ya que eran muy personales y a veces difíciles de entender, pero que podían resumirse en un problema de identidad conmigo mismo, ya que a veces me sentia chico y a veces chica.

La medica no entendió lo que le estaba diciendo y se enfado conmigo, indicándome que los especialistas de la salud publica no estaban para atender estupideces de niño joven que no sabe lo que quiere en la vida, y sí para atender casos realmente significativos como mujeres maltratadas, violencia intrafamiliar y maltratos graves. Yo personalmente creo que una cosa no quita la otra, y que a pesar de que esos ejemplos, son ejemplos graves, también debe de haber espacio para cualquier tipo de problemas.

Ademas me dijo que no había ningún tipo de disponibilidad en el sistema de salud pública para atender peticiones como la mía, las cuales no tenían ningún tipo de sentido, ni de razón de ser, ya que todos los especialistas estaban muy ocupados en temas verdaderamente relevantes.

En ese momento, no se muy bien porque reaccione de esa forma pero llamando a la desesperación, decidí mentir, y decidí decir que solo me sentía mujer, ya que creía que era transexual (algo que no es cierto, pero solo se me ocurrió decirle eso para que me pudiese derivar a un psicólogo y ya le pudiese contar las pautas que me preocupaban y como me sentía).

En ese momento, la medica no supo que decir y me dijo: ¿tu te sientes mujer? ¿pero tu eres hombre? Y le dije, sí, soy hombre a día de hoy, pero me siento mujer y no entiendo porque, no tengo ningún apoyo familiar para poder entenderme. Adicionalmente le añadí, pero a día de hoy tampoco me entiendo lo suficiente para poder llamarme trans.

La medica me vió hostil, y yo seguidamente le argumenté: ¿crees que es lo suficiente importante como para acudir a un profesional de la salud mental o no es relevante según tu criterio? La mujer se callo, y a regañadientes empezó con su interrogatorio como si fuesen los juicios de Nuremberg.

  • ¿Tú tienes novia? Sí, contesté yo.
  • ¿Y ella sabe lo que te ocurre? Si, de hecho, ella me ha animado a que venga a pedir ayuda.
  • Pero ¿tu te sientes mujer? Sí, me siento mujer en determinados puntos del tiempo pero luego vuelvo a ser hombre. Es por este motivo por el que necesito ayuda profesional que me pueda guiar.
  • Pero, si tienes novia ¿no? no creo que sea posible lo que tu dices… Le respondo automaticaente, ¿que no es posible el que? ¿el que yo me pueda sentir mujer siendo hombre o como?
  • No, me refiero a que seas heterosexual, pero que puedas ser trans o que te sientas mujer en un punto determinado del tiempo.
  • Sí, soy heterosexual, ¿que tiene que ver mi orientación sexual a como me pueda sentir yo o cual pueda ser mi género?
  • No es que me es llamativo lo que me comentas y la verdad que no lo entiendo. Contestó ella.
  • ¿Y tienes prevision de formar una familia? – me preguntó.
  • Mi intención es intentar formarla alguna vez, no se si era posible pero a día de hoy no me lo planteo por mi corta edad, pero claro que me gustaría.
  •  

Esta respuesta, le voló la cabeza a la médica y me puso cara de desavenencia. Y a continuación, me hizo la pregunta estrella:

    • ¿pero tu mantienes relaciones sexuales como chica con tu pareja que es una mujer? pero si eres un chico… ¿no?
    • Si, efectivamente, de vez en cuando, mantengo relaciones adoptando el rol femenino, y otras veces el masculino. Una cosa no es incompatible con la otra.
    •  

Después de esta conversación se hizo el silencio profundo, se quedo la médica bloqueada y empezó a escribir su diagnostico aporreando fuertemente su teclado.

Cuando finalizó, me derivó a un psicólogo público y me indico que se pondrían encontrado conmigo. La mujer no quiso cruzar más palabras conmigo, siempre desde una postura condescendiente y fría. 

Se ve que en su visión de familia, esto no debió de encajar muy bien, porque realmente pude observar como le explotó la cabeza. Es cierto que no debería de haberle dicho que podía ser trans, porque era mentir o quizás no, pero en ese momento cuando yo acudo a un profesional y me tacha automáticamente de loco o de no saber que estoy diciendo a pesar de mi joven edad, solo porque mi problema no se ajuste a su visión personal de sociedad, familia o genero, es algo lamentable y duro.

Afortunadamente, al cabo de un mes y medio, pude acudir a un profesional de la salud, cerca de Retiro, y pude tener unas cuantas citas que me ayudaron a esclarecer algunos problemas en mi vida que me influían negativamente en mi crossdressing y en cuándo necesitaba vestirme y cómo lo hacía.

Un punto relevante en esta historia es que cuando asistí a la clínica de salud mental publica, esta estaba vacía y si mi sesión duraba 45 minutos, el psicólogo me atendió 2h y media, algo increíble. Se lo agradecí mucho.

Yo le comente el trato de la medica de cabecera y me dijo que era lamentable y que no se lo explicaba siendo un tema serio a tratar. Pero evidentemente ese punto de saturación publica para “otros problemas mas importantes que el tuyo” no fue cierto, al menos en las veces que pude asistir a las citas.

En definitiva, el profesional hizo lo que pudo y el trato fue radicalmente opuesto a la retrograda medica de cabecera, como digo, me ayudó a identificar algunas pautas toxicas que afectaban negativamente a mi persona y a mi rol femenino, pero cuando observas que la siguiente cita es dentro de mas de un mes y medio, se te quitan las ganas de seguir por ese método ineficiente, porque cuando llega la siguiente sesión, no te acuerdas de la anterior, ni de lo que has tratado y el profesional ante un caso complejo como el mio, exactamente igual,

Al final obtuve algunas breves respuestas, algunos puntos de mejora que a lo largo de los años pude llevar a cabo, y sobre todo, indicarme que lo que me ocurría no era un problema mental, ni debía de ser incompatible con tener pareja heterosexual y familia.

Una experiencia que tras analizarla con el paso de los años, me parece hasta en algunos puntos rocambolesca, hiriente y molesta, porque llama mi atención la poca sensibilización y el poco peso que esa medica le dio a mi realidad, o incluso a mi identidad de genero, pero obviamente no podemos generalizar con que ese trato negativo se pueda extrapolar al resto de profesionales de la salud publica española. Al final la educación e ideología es un pilar fundamental en cualquier persona, e influye positivamente o negativamente en la toma de decisiones del individuo.

En cualquier caso recalcar que el sistema publico español necesita mas recursos, y necesitamos mayor apoyo a la salud mental en este país de forma generalizada, ya que a día de hoy es un problema que esta afectando gravemente a todos los españoles.

La salud mental es el cimiento invisible que sostiene el bienestar de una sociedad. Invertir en el fortalecimiento de nuestro sistema de salud mental no solo alivia el sufrimiento individual, sino que también construye una base sólida para una comunidad más resiliente, productiva y compasiva. Es hora de reconocer que la salud mental no es un lujo, sino una necesidad fundamental que merece una atención y recursos equiparables a los dedicados a la salud física, para que todos podamos prosperar plenamente.

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