A pesar de mi corta edad, he podido experimentar y vivir mi crecimiento como crossdressing desde muy joven sin el apoyo de mi familia, y sin la ayuda de prácticamente nadie. Esto ha hecho que en mi vida haya tenido que superar barreras muy complejas y difíciles de gestionar emocionalmente.
Sin embargo, he tenido la gran suerte de poder descubrirme en este mundo gracias a mi actual pareja, con la que llevo más de 10 años y gracias a su amor, apoyo, comprensión y paciencia, hemos conseguido disfrutar de mi doble identidad de género de una forma sana, y minimizando los prejuicios sociales con los que inevitablemente nos han criado nuestras familias.

Juntos hemos ido descubriendo qué significa la feminidad y cómo conseguirla, trabajando día a día, superando miedos y retos cotidianos y problemas familiares derivados de los prejuicios sociales.

Después de más de 10 años, hemos llegado a la conclusión de que el crossdressing ha fortalecido nuestra relación, creando entre nosotras un vínculo especial y único, no sólo como pareja, sino también como una amistad entre mejores amigas en la que compartimos muchos gustos, sentimientos, ropa, maquillaje y tacones.

Poder empezar desde muy jóvenes sabiendo que el camino era totalmente desconocido y solitario, llegando al descubrimiento actual que tenemos de nosotros mismos como pareja y como amigos, nos ha permitido disfrutar de todas las ventajas que conlleva compartirlo.

Evidentemente, no ha sido fácil, pero en la vida nada lo es, sobre todo cuando se trata de expresar al mundo una dualidad hombre-mujer que aún no está bien vista por la mayor parte de la sociedad, a pesar del amplio movimiento LGTBIQ+ y su lucha por la normalización de género y la libre expresión sexual.
Con el paso del tiempo, la comunicación y la confianza, hemos llegado a aceptarnos como pareja y como personas, entendiendo que, aunque a veces me sienta como una chica y otras como un hombre, debemos dar un paso adelante para abrazar nuestra libertad y expresarnos al mundo tal y como somos.

Esta libertad conlleva una serie de riesgos, conlleva enfrentarse deliberadamente a miedos intrínsecos en cada uno de nosotros a la hora de contar a nuestros seres queridos, amigos o pareja, cuál es nuestra situación personal que vivimos y experimentamos desde muy pequeños, pero sobre todo también quiénes somos realmente.

La idea de crear una plataforma de libre expresión para ayudar a todo aquel que lo necesite, aportando información veraz, sencilla y fiable, era algo que nos rondaba la cabeza desde hace tiempo, pero no teníamos los medios, ni el tiempo suficiente para materializarlo.

Es por ello que la plataforma en general surge de una necesidad imperiosa de alzar la voz y decir quiénes somos, qué vida oculta llevamos y el deseo de dar un paso adelante para normalizarla, porque en realidad, no hacemos daño a nadie, ni tenemos que cambiar por dentro sólo para expresarnos al mundo de una forma diferente, en libertad.

Habiendo crecido, estudiado y desarrollado en una gran ciudad como Madrid, he tenido que dar muchas veces un paso adelante con valentía, coraje y valentía, para superar muchas situaciones que hoy me parecen sencillas, pero que, a lo largo de mi tiempo como crossdressing, me he dado cuenta de que la mayoría de las veces, y sobre todo cuando uno está empezando a descubrirse, cuesta mucho esfuerzo y valor superarlas.

No todas las personas con las que he podido hablar y conocer se han decidido a tomar este camino, la mayoría de las veces por falta de respuestas o por el miedo constante a que la sociedad les juzgue y les haga daño, a que sus amigos y familiares les rechacen o simplemente porque no tienen los medios y conocimientos necesarios para desarrollar correctamente su feminización y así verse con mejor autoestima para, por ejemplo, dar el paso de salir vestidos, o tener una cita, o ir de compras o salir a cenar, etc.

Todo lo que te frena es al final una materialización del miedo, y el miedo sólo te lleva a no poder disfrutar de lo que eres, a no poder estar en paz contigo misma.

Siempre he dicho que el miedo es la sombra que nos impide descubrir la luz de nuestra verdadera esencia, y eso debe cambiar para que podamos tener estabilidad mental y para que podamos disfrutar de nuestra vida de la mejor manera posible.

En fin, muchas gracias a todos y bienvenidos, recordar que el miedo a lo desconocido puede ser una cárcel que nos impide volar hacia la plenitud de lo que también somos.